"Nadie fue ayer, ni va
hoy,
ni irá mañana hacia Dios
por este camino que yo voy "
(León Felipe)
El camino polvoriento,
que detalla a cada instante las
estrellas,
se ha recubierto de piedras, carbones y lentejuelas.
Fue pintado una tarde,
al caer el lienzo de la claridad,
cuando los pájaros marcharon sin previo aviso municipal.
Fundió el hospedaje,
el llanto y la sonrisa,
para habilitar la casa con el veloz susurro del viento.
El camino de arena
nace en la pisada del hoy,
recogiendo en su alforja pétalos de segundos.
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