“¡Qué lástima que yo no tenga una patria!” (León Felipe)
¡Nació sin pueblo, sin nombre, sin parentesco!
Voló tardíamente,
remontando el horizonte,
como un gorrión pequeño
a las puertas del nido.
¡Creció sin equipajes, sin armas, sin empleo!
Pronunció a las estrellas,
con un lenguaje irreconocible,
una palabra suavizada
por el tiempo y el verso.
¡Lloró sin lágrimas, sin uniformes, sin lamentos!
Escribió, al marchar,
con sangre en los ojos,
el exilio cruel a través del viento.
¡Deseó un pueblo, un nombre, un parentesco!
Soñó cantar despacio, con la piedras del camino,
y la guitarra en sus brazos,
un hermoso despertar.
¡Buscó un equipaje, un arma, un empleo!
Quiso no ser nada, o acaso,
un trovador andariego,
acompañado de música, nostalgia y poesía.
¡Vivió con lágrimas, con uniformes, con lamentos!
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