"No
sois en absoluto parecidas a mi rosa: no sois nada aún.
Nadie
os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie.
Sois
como era mi zorro.
No
era más que un zorro semejante a cien mil zorros.
Pero
yo lo hice mi amigo y ahora es el único en el mundo”
(Antoine
de Saint-Exupery)
Yo tuve un pueblo, una vez,
en el tiempo de las faenas, sencillo, pequeño.
Creció en una tarde, al llover,
entre el invierno, tembloroso y taciturno.
Avanzó en unos meses,
entre dos pueblos,
al venir los aceituneros, alegres, sonrientes.
Yo tuve un pueblo,
una vez,
en el tiempo de las faenas, sencillo, pequeño.
Domesticó al poeta,
entre las gentes, con el canto, risueño, radiante.
Yo tuve un pueblo,
una vez, en el tiempo de la siega, Villaralto era.
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